Tiempo de cocuyos. Pasajes de la infacia de Fidel
Nada más cubano ni tan de la infancia como los cocuyos que vuelan libres y anuncian la primavera. Esa energía de libertad y ganas de hacer que siempre tienen niños y niñas crece con la fuerza de los conocimientos y el estudio. Así fue la infancia de Fidel, un niño que como todos, llevaba luz en la frente y descubrió una aventura apasionante: la dicha verdadera de saber y ser útil, haciendo —como decía Martí— algo bueno cada día. Por eso, precisamente, Fidel no ha dejado de ser niño ni de acompañar la infancia. |
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